Fernando López, el autor de "#malditos 16", nos presenta una propuesta “diferente”: Hablar sin tapujos sobre el tema. “El silencio no ha sido la solución”, nos dice. ¿Es realmente así? ¿No se hablaba hasta ahora sobre el suicidio? ¿Si no se hablaba, por qué no se hablaba? ¿Cuándo se hablaba, cómo se hablaba? ¿Cómo deberíamos hablar del suicidio?
En 1774 Goethe publica “las penas del joven Werther” una obra que fue muy popular entre los jóvenes y que es tristemente célebre porque muchos de sus lectores acabaron suicidándose (aparentemente imitando al personaje de la novela), no fue la primera ni la última obra que produjo este efecto al que se le dio el nombre de “efecto Werther” en referencia al desventurado personaje de la novela de Goethe. Hubo otras novelas, obras de teatro y hasta canciones de moda que produjeron efectos parecidos. En los últimos tiempos se estudió la difusión masiva de casos de suicidio notorios en los medios de comunicación que llegan a producir efectos de imitación. Las conclusiones de estos estudios fueron, básicamente, que no es la comunicación de los casos de suicidio, reales o ficticios, lo que produce el efecto imitativo sino la forma en que se la hace. Se escribieron recomendaciones sobre la manera adecuada de tratar el tema del suicidio en los medios de comunicación masiva y en todos los ámbitos donde el tema pueda o deba tratarse. Muchas de estas recomendaciones fueron avaladas por la Organización Mundial de la Salud e incluidas en sus “documentos para la prevención del suicidio”
Básicamente lo que nos dice la OMS es que no hagamos lo que hizo Goethe y tantos otros antes y después (seguramente por desconocimiento), es decir, que no hagamos apología del suicidio, para ello debemos evitar las frases sensacionalistas, evitar justificar o explicar las causas del hecho en términos simplistas, evitar exaltar el hecho como valiente, romántico o cualquier otro adjetivo valorativo, evitar los detalles innecesarios como métodos o preparativos, evitar referirse al suicidio como una solución a un problema personal o social, evitar referirse al hecho como algo que no podía haberse evitado y, en cambio, hablar de los recursos y los medios de ayuda disponibles.
Esta aclaración es necesaria porque en la difusión de la obra “#maiditos 16” desde las páginas del diario El país de España
Se dice: “la recomendación de la OMS es no hablar sobre el suicidio para evitar el efecto contagio” Como vimos, esto no es del todo cierto, el efecto contagio o efecto Werther realmente existe y está absolutamente comprobado, por eso debemos ser cuidadosos al hablar sobre el suicidio, pero también es cierto que en muchos ámbitos se tiende a sobreactuar y, por si acaso, directamente se evita el tema o se lo considera tabú privando a muchas personas que sufren de la posibilidad de contar lo que les pasa, lo que sienten y lo que piensan.
En este sentido la obra de Fernando López sí es diferente. No porque vaya a contramano de las recomendaciones de la OMS sino porque las interpreta correctamente: debemos hablar del suicidio sin tapujos pero responsablemente.