Como voluntario del Centro de Asistencia al Suicida puedo testificar que la solidaridad y la generosidad hacia el otro son naturales en las personas. Lo veo continuamente en mis compañeros y, si uno se acostumbra a mirar bien, puede encontrarlo también en las calles, en los lugares de trabajo y en prácticamente todas las personas con las que nos cruzamos diariamente.

Sin embargo, las noticias que nos llegan diariamente desde los medios parecieran contradecir esta realidad. Pareciera que las malas acciones, aun siendo mucho menos numerosas que las buenas, tienen mucha más difusión en la prensa.

Es una pena que esto sea así, porque las ganas de ayudar al otro y la solidaridad se contagian. Es por eso que desde el Centro de Asistencia al Suicida, además de brindar desde hace más de 50 años un servicio de asistencia telefónica gratuita a personas en crisis o con riesgo de suicidio y llevar a cabo otras tareas de prevención del suicidio, cada vez más, nos ocupamos de difundir lo que hacemos. Y gracias a esta tarea de difusión más y más personas se acercan a nosotros dispuestas a donar en forma generosa y desinteresada cuatro horas semanales de su tiempo para asistir en forma personal, anónima y confidencial a otros seres humanos que circunstancialmente pudieran estar pasando por un momento difícil de su vida.

Y por eso también nos sumamos al Día de las Buenas Acciones, porque creemos que las buenas acciones se tienen que mostrar para generar ese efecto contagio que haga de este mundo un lugar mejor.

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.