Recientemente, UCA periodismo, publicó una nota sobre el aumento de los índices de suicidio en Argentina con datos alarmantes que a su vez tomó del diario Clarín.
Primeramente quiero aclarar que dichas cifras no se corresponden con las informadas por el Ministerio de Salud. El índice de mortandad por suicidio en Argentina para el año 2015 según datos oficiales fue de 7,4 defunciones por cada 100.000 habitantes, que sigue siendo altísimo y supera por mucho a los homicidios, pero no se acerca a los 14,2 suicidios por cada 100.000 habitantes informados por Clarín (ver nota). Si bien es cierto que las cifras sobre suicidio deben ser tomadas con cautela ya que, como bien señala la Organización Mundial de la Salud, podrían estar subestimadas, los datos sucesivos aplicando una misma metodología deberían indicar al menos la tendencia.
Dicho esto, y aun considerando que la tasa de suicidios en Argentina se mantiene casi estable (entre 8,7 y 7,2) desde el año 2001 (ver datos), si desagregamos estas cifras por sexo, edad, radicación geográfica u otras condiciones, veremos que esta aparente estabilidad en el número global esconde profundas variaciones internas, por lo cual, sigue teniendo sentido la pregunta que se hizo Victoria Resico, la autora de la nota de UCA Periodismo: “¿Por qué sube la tasa de suicidios en Argentina?” (ver nota).
Y por supuesto siguen siendo válidas las respuestas parciales que obtuvo de sus entrevistados, entre ellos el doctor Alfredo Gazzano, co-fundador del Centro de Asistencia al Suicida.
No obstante, son preguntas que nunca deberíamos dejar de hacernos. No sólo por un interés científico o periodístico, sino, y principalmente, para diseñar campañas más eficientes de prevención del suicidio.
De los datos se desprende, por ejemplo:
-que las cuestiones económicas como pobreza, y desocupación, influyen más en el índice de suicidio de varones que de mujeres. Hoy ya el suicidio masculino cuadruplica al femenino.
-que mientras el índice de suicidios en la tercera edad (mayores de 75) se está reduciendo, el suicidio adolescente (15 a 25 años) crece alarmantemente. Hoy mueren más del doble de adolescentes a causa de suicidio que hace 20 años.
-que hemos tenido un relativo éxito en la prevención del suicidio femenino de la tercera edad (mayores de 75) pero no así en cuanto al suicidio masculino en las mismas edades. El suicidio masculino de este grupo etario supera en más de 30 veces al femenino.
-que el suicidio se ha instalado como la segunda causa de muerte adolescente (tal vez la primera ya que en muchos casos la intencionalidad no es fácil de determinar). Al menos un 14 % de las defunciones de adolescentes son a causa de suicidio.
Todos estos datos no hacen más que reafirmar nuestro convencimiento de que la escucha atenta, comprensiva, compasiva y amorosa puede y debe ser nuestra principal herramienta en la prevención del suicidio, especialmente en grupos que por condiciones sociales o culturales tienen mayores dificultades para pedir ayuda, como los adolescentes de ambos sexos o los adultos varones, especialmente la tercera edad.
Confiamos en que los trabajos que en este sentido llevamos a cabo desde el Centro de Asistencia al Suicida, ya sea desde nuestra Línea de Asistencia al Suicida o mediante las tareas de difusión en medios de comunicación e Internet, ejercen y ejercerán una influencia positiva en la continua lucha contra el drama del suicidio en nuestro país.
Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.