En el film Escritores de la libertad hay una escena particularmente ilustrativa:
En una clase de gramática, desordenada e ineficiente, en la cual la profesora no logra que los alumnos se concentren en la tarea, circula un dibujo que ridiculiza a un compañero; la profesora, al notar esto detiene la clase haciendo cerrar los libros y promueve un debate sobre la discriminación para que los alumnos expresen sus ideas. Después de muchas resistencias, por fin logra que los chicos comiencen a hablar de lo que les pasa.
Y dije que la escena me parece ilustrativa por varios motivos:
1. La profesora tolera cierto grado de indisciplina, pero frente a lo que identifica como un acto de discriminación detiene la clase: Esa es la lección más importante que cualquier docente debe enseñar: La discriminación no debe ser tolerada, nunca, en ninguna circunstancia.
2. La profesora no se limita a enojarse con sus alumnos por lo que considera un comportamiento inadecuado. Asume su rol y hace lo que todo docente está preparado para hacer: Enseña. Porque la discriminación y la no discriminación también se aprenden y se enseñan.
Por el contexto del film comprendemos que esos alumnos tenían muchas oportunidades en sus vidas cotidianas para aprender a ser discriminados y a discriminar, por eso, la escuela y las familias deben ofrecer el contrapeso suficiente enseñando a no discriminar y a no tolerar la discriminación para que nuestras comunidades sean cada vez mejores y no todo lo contrario.
Lamentablemente, escenas como la que mencionamos no siempre se reproducen en la realidad. Muchísimos chicos y chicas son víctimas de actos de discriminación a diario frente a la mirada de los adultos que no hacen nada para detener estos hechos ni para enseñar otra forma de relacionarse.
Seven Bridge, un niño de 10 años de Kentucky, no encontró un adulto que detuviera la discriminación y el acoso que sufría por llevar una bolsa de colostomía. Seguramente el trato recibido por parte de sus compañeros y la pasividad de los adultos influyeron para que se suicidara.
El suicidio infantil y adolescente está en aumento en muchos países del mundo, inclusive en el nuestro y la OMS reconoce la discriminación como uno de los factores de riesgo de mayor peso. La discriminación está matando a nuestros chicos y chicas, y esta cultura discriminatoria no va a desaparecer por sí sola. Debemos dejar de ser testigos pasivos frente a hechos de discriminación por cualquier motivo. Defender a las víctimas y educar a los victimarios. Sólo así podremos tener un mundo más seguro para nuestros niños y adolescentes.
Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.
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