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La respuesta al coronavirus debe ser social: la prevención del suicidio también




Hace tiempo que desde el Centro de Asistencia al Suicida venimos advirtiendo de una pandemia que mata cada año a más de 800.000 personas: El suicidio. Un flagelo silencioso que los medios de comunicación y los estados deciden ignorar, que, de algún modo, todos decidimos ignorar; tal vez por pensar que no representa un peligro real para nosotros ni para nuestros seres queridos. Sin embargo, las miles de personas que mueren cada año a causa de suicidio también tienen seres queridos; seguramente alguien las quiere, aunque en muchos casos ellas mismas no lo sepan.


Hoy nos enfrentamos a una pandemia diferente. Un virus que se aloja y que viaja en las personas. Nos piden que nos quedemos en casa para detener la transmisión. Lo llaman “aislamiento social”, aunque yo prefiero llamarlo “distanciamiento físico”, porque como sociedad estamos más unidos que nunca. Nos alejamos de nuestros vecinos como un acto de responsabilidad cívica para no pasarles el virus en caso de tenerlo o para evitar contagiarnos y convertirnos en un nuevo agente de transmisión. Manteniendo distancia nos cuidamos y cuidamos a otros. Ya volverán los abrazos, los besos y los apretones de manos; hoy el amor se expresa con distancia.


El distanciamiento físico no significa aislamiento emocional, pero sabemos que miles de personas sufren en soledad. Esa soledad que es mucho más profunda e insoportable porque habla del sentirse solo, aunque estén acompañados.


Seguramente este drama transcurre ahora, muy cerca de tu puerta o a un clic de distancia con tu celular. Ellos necesitan un abrazo, pero hoy basta una sonrisa, un saludo a la distancia o un mensaje preguntando cómo estás para que por un instante vuelvan a sentir que a alguien le importan.


Tal vez este tiempo de distanciamiento físico por el COVID19 nos sirva para reflexionar sobre cómo estamos viviendo, para mirar más a quienes nos acompañan en este viaje, para escuchar al otro.


Juntos, aunque distanciados, superaremos la pandemia de coronavirus. Pagaremos costos altísimos en el camino, es cierto; pero esta experiencia tiene que servirnos para transformarnos, para construir una sociedad mejor donde todos estemos más seguros y los pensamientos suicidas sean mucho menos frecuentes.

 

Si usted siente que el aislamiento le pesa y necesita hablar con alguien, en nuestra Línea de Asistencia al Suicida estamos para escucharlo.


Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.



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